jueves, 26 de agosto de 2010

No cualquier mujer luce linda carcajeando.

Fue cuestión de instantes, de tomarme desprevenido, de encontrar la perfección en la imperfección de tus sonidos, fueron tus ojos inquietantes y tus insultos pasajeros, las bebidas derramadas, los silencios que surgieron, fue la noche tan extraña que me dejaba sitibundo, las cervezas, los segundos y también tus carcajadas, que quedaron secuestradas en el costal de mis recuerdos, fue ese cigarro a medias, que se apago mientras te estaba viendo.


Fue cuestión de instantes, de momentos inesperados, fue tu nombre tan complicado lo que me hizo mencionarlo; no cualquier mujer luce linda mientras está carcajeando.

jueves, 15 de julio de 2010

El callado.

Si de silencios se trata me he convertido en un genio para resolver mis tristezas, soy un melancólico moribundo que se refugia entre un cigarro y vomitar palabras cuando se encuentra herido, soy víctima de la distancia entre mi sentir y mi olvido, estoy cansado de hervir mis emociones con el humo que sale de mi boca, y de adormecer la tristeza que me apasiona con vestigios de amargos recuerdos. Renuncio a la posición de víctima que con honores he desempeñado al pasar de estos años, quiero reír cuando me recueste en el pasto, no suspirar como si estuviera perdido.

Tengo un constante andar tremebundo, y cierta arrogancia si me lo preguntan, suelo columpliar entre mis manos un desden, un cigarro y completas apatías, me he vuelto borroso, precavido y un poco temeroso, me desvanezco entre tiempos, entre días y circunstancias, estoy cansado de fumarme mi vida, de forzar mi calma pausando mis letras.

Si de silencios se trata quiero sentirme nuevo, quiero renovar y expulsar lo que no entiendo, si de silencios se trata, donde el columpio se encuentra...  me quedo.

jueves, 10 de junio de 2010

Soy.

Como el calor a la vela me consumes en un suspiro, soy la joya que no has usado y la palabra que más has repetido, soy un sinfin de letras escritas en la última hoja, no soy tuyo y soy de ti, como la última caricia que recorrió tu cintura, como el último cigarrillo que fumé a tu lado en la cama.

Quiero encontrarte en mis madrugadas, para acariciar con mi codo un costado de tus costillas, para perderme en tu aroma cuando respiro sobre tu espina, para dejarte escribir tus secretos en mi cortina...

Como el calor a la vela me consumes cuando me hablas, soy la puerta cerrada que dejó tu ausencia y el viento que se cuela por tu ventana en la madrugada, soy las noches que pasan a tu lado sin prisa, soy insolente al viento y vulnerable a tu sonrisa.

domingo, 18 de abril de 2010

Una carta más.

Poco pude hacer para evitarlo; y desde que partiste estoy inconforme con el resultado de esta ecuación absurda de las circunstancias, el hilo de donde me sostengo es más frágil de lo que pensaba y empiezo a temer que se rompa cuando aun sigo suspendido, es tan fácil suponer al igual que difícil entenderte, he perfeccionado la palabra insomnio y estoy apunto de tallar tu nombre en las sabanas que me cobijan.
Cada que te digo que vuelvas, cada que escuchas uno de esos silencios que me caracterizan, aumenta esta duda que ha desarrollado la capacidad de alimentarse sola, de indagar entre tus palabras y encontrar respuestas desesperadas a esta pregunta que está tatuada en mi frente.
Si por la tarde me encuentras entre tus sonrisas, no olvides soltar un beso al viento, ten por seguro que estaré sonriendo, y recordando tus manos entre mis manos, me despido no sin antes declararme incompetente para resolver ecuaciones.