lunes, 1 de junio de 2015

Con L.

Le puse tu nombre a esta canción y no dejas de sonar, no por convicción -tenlo por seguro- pero le puse tu nombre a todas las avenidas de mi cabeza, fuiste precipicio del paracaidista que llevo dentro y decidí lanzarme tan sólo por verte sonreír.

 Después de dos cigarros y quién sabe cuántos vasos de whiskey - y puede que muchas cervezas más- comencé a caer -desde ti- y vi todo con claridad.




Te convertí en esta canción y yo me convertí en ella y no dejas de sonar y no dejo de caer.