jueves, 26 de agosto de 2010

No cualquier mujer luce linda carcajeando.

Fue cuestión de instantes, de tomarme desprevenido, de encontrar la perfección en la imperfección de tus sonidos, fueron tus ojos inquietantes y tus insultos pasajeros, las bebidas derramadas, los silencios que surgieron, fue la noche tan extraña que me dejaba sitibundo, las cervezas, los segundos y también tus carcajadas, que quedaron secuestradas en el costal de mis recuerdos, fue ese cigarro a medias, que se apago mientras te estaba viendo.


Fue cuestión de instantes, de momentos inesperados, fue tu nombre tan complicado lo que me hizo mencionarlo; no cualquier mujer luce linda mientras está carcajeando.