Pécame en el oído
aunque quedes condenada
aunque se reduzca a nada
lo que antes has sentido,
aunque en sueños el silbido
de la luna te despierte,
yo me quedare pendiente
de lo que me hayas mentido.
Dame un beso, aunque sea en sueños
o un abrazo en las mañanas,
cuando suenen las campanas
de los que sueltan sus rezos,
de los que esconden sus besos
a la oscuridad de su cama.
Ven y pécame al oído
que yo sí quiero escucharte,
y si algún día llego a callarte
sólo es por un motivo
tengo ganas de besarte
para al fin sentirme vivo.
El Rafa de 21 años enamorado.